Los juegos infantiles populares ayudan a desarrollar la imaginación, el espíritu de equipo, la socialización y la adaptación al mundo. Pero, a pesar de todas sus ventajas, y como consecuencia del progreso y de los cambios sociales, los juegos infantiles populares han sido en su mayoría reemplazados por televisores, juegos electrónicos, ordenadores y móviles. La evolución urbana también ha contribuido a la extinción de estas actividades. El cambio de vivir en casas a vivir en edificios de pisos, hizo poco a poco que las aceras dejasen de ser un lugar en el que ver jugando a niños.
En el pasado, cuando todavía el mundo estaba bastante al margen de la tecnología, los niños acostumbraban a bajar al parque y a jugar con otros niños del vecindario durante la mayor parte de su tiempo libre. También se aprovechaba muy bien el recreo para realizar juegos entre compañeros de distinto tipo, pero casi siempre relacionados con la motricidad gruesa, con sus consecuentes beneficios para la salud.
Afortunadamente, parece que la idea de jugar al aire libre vuelve a gustar a los niños y comienzan a verse de nuevo grupos de colegiales jugando en parques y algunas calles. En las manos de los adultos está que dicha costumbre se mantenga en el tiempo y que sirva para que las ciudades y los pueblos se llenen de nuevo de risas y de juegos con los que divertirse durante horas, igual que antaño.
10 juegos clásicos infantiles para no olvidar
El escondite
Todos hemos jugado alguna vez a este juego que pasa de generación en generación. La mayoría de los padres han jugado con sus hijos alguna vez, y es que es uno de los favoritos de los más pequeños, que gustan de esconderse y de ver cómo los mayores se sorprenden de su inocente ingenio al hacerlo. Este juego presenta variaciones (puede ser el escondite normal, el escondite inglés sin mover las manos ni los pies…otras veces se cuenta hasta veinte, hasta diez, hasta cien…). La idea general, en cualquier caso, es que una persona cierre los ojos y cuente hasta cierto número sin mirar y trate de encontrar o “pillar” tras ello a los demás.
Rayuela
Con unas pocas tizas de colores se hace una sencilla cuadrícula con la que poder jugar a este juego de toda la vida. Una vez dibujada la cuadrícula y numeradas sus casillas, se elige una piedra buena para poder tirar al suelo. Se comienza el juego lanzando la piedra al número 1 y saltando con un pie o con ambos pies (siguiendo el patrón marcado de la rayuela) hasta el final, cuando se da la vuelta y se regresa parando en el número 2. Haciendo equilibrio sobre un pie, se levanta la piedra en el 1 y se salta sobre dicho número y hasta el inicio, y así sucesivamente. Este juego se puede jugar con cualquier número de personas, pero no pueden saltar varias a la vez.
Frío, frío
Uno de los niños o niñas que participen en el juego esconde un objeto mientras los demás cierran los ojos para no poder ver dónde se coloca. Entonces, una vez escondido, todos tratan de encontrar el objeto con ayuda de pistas, por ejemplo, «¿está por aquí?” a lo que el que haya escondido el objeto deberá contestar, frío, frío, templado, o caliente, caliente, en función de su grado de acierto y de la distancia que guarde con el objeto oculto. Cuando alguien se acerca mucho a dicho objeto escondido, el ocultador grita ¡casi ardiendo! O, por el contrario, cuando se alejan demasiado, ¡congelado!
La persona que encuentra el objeto es la siguiente que tendrá que esconder uno nuevo.
Saltar a la cuerda
Una de las maneras más bonitas que existían en el pasado de jugar en el recreo era saltar a la cuerda, un juego que, además de divertido, dotaba a los niños de velocidad y de una gran habilidad física. Se podía saltar de forma individual o por equipos y parejas, para lo que era necesario disponer de una cuerda algo más larga. Al tiempo que se saltaba se utilizaban rimas y cánticos pegadizos ideales para poder mantener el ritmo del salto.
También podía saltarse a la goma elástica utilizando patrones en el suelo, un juego para el que se necesita que dos personas (o sillas) pongan sus pies dentro de la goma y la estiren, colocándose lo suficientemente separadas como para que la tercera persona pueda saltar entre ellas. La tercera persona, o saltador, se enfrentará entonces a una de las personas que sostengan la goma y saltará utilizando el patrón marcado por los jugadores. El juego comienza con la cuerda alrededor de los tobillos y, una vez que el saltador hace el salto correctamente, la cuerda se mueve hacia las pantorrillas, después a las rodillas, luego a los muslos…etc.
Canicas
Las reglas generales de este juego tradicional dicen que debe dibujarse un círculo en la arena o en la acera, y que los jugadores deben turnarse para sacar las canicas de cada círculo con su canica propia. Al igual que con otros juegos tradicionales, en los juegos de canicas existen muchas variaciones, como la utilización de esterillas o tableros con zonas de puntos establecidas para marcar y puntuar.
La gallinita ciega
Este juego, nacido en Inglaterra durante la época victoriana, es una variación del juego tradicional extranjero llamado “la etiqueta”. La persona que se la liga, debe llevar una venda en los ojos y tratar de encontrar al resto de jugadores, que pueden moverse libremente a su alrededor. El jugador que deba encontrar a los demás con los ojos vendados, deberá empezar la búsqueda tras dar varios giros sobre sí mismo, con lo que se dificulta la habilidad para correr y encontrar al resto. Este detalle hace que sea necesaria una zona para jugar libre de obstáculos y peligros para los más pequeños.
El juego de las sillas
En un círculo se ponen un número de sillas giradas hacia fuera. El número de las sillas necesario dependerá del número de jugadores, y siempre deberá colocarse una silla menos. Cuando la música comienza, los jugadores caminan alrededor de las sillas, y cuando la música se detiene, los jugadores se sientan en la silla más cercana tan pronto como puedan. El jugador que no tenga una silla al término de la música queda eliminado y se retira otra silla para la siguiente ronda. El jugador que se sienta en la última silla es el ganador.
El teléfono escacharrado
Este juego es uno de los más divertidos, y para dar comienzo al mismo es necesario que los jugadores se sienten formando un círculo y que una persona piense en una oración o frase y la susurre al oído de la siguiente persona. Entonces, el segundo jugador debe repetir lo que ha escuchado haciendo la misma operación, susurrarlo en el oído del siguiente jugador, y así todos siguiendo el círculo. Cuando se llega a la última persona, esta debe decir la frase que le ha llegado en voz alta, y es en ese momento cuando se producen las carcajadas, dada la distorsión que suelen sufrir las frases llegado el final del recorrido.
Ratón que te pilla el gato
Para este juego se necesitan al menos 8 jugadores. Seis niños o niñas deberán darse la mano formando un círculo. Otro jugador será el ratón y se situará dentro del círculo. El octavo jugador será el gato y deberá situarse fuera del círculo. El que haga de ratón puede moverse dentro y fuera del círculo, pero no puede permanecer dentro demasiado tiempo. El gato, por el contrario, no puede entrar en el círculo y solo puede perseguir al ratón para atraparle cuando este salga. Los jugadores del círculo deben ayudar al ratón levantando sus brazos para que entre y bloquear el camino al gato. Una vez atrapado, el ratón se convierte en el gato y se elige un nuevo ratón de entre los jugadores del círculo.
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